Agradecimiento de Fernando Ónega a la provincia de Cádiz

Quiero deciros a quienes me hacéis esta honra que no debiera haber aceptado esta Embajada, no debiera, porque yo quiero vivir aquí, y si vivo aquí no puedo ser Embajador, con lo cual lo tomo como un cargo provisional hasta que cumpla el destino feliz de mi vida que es el ser, yo no sé si vecino de Jerez, pero sí vecino de Cádiz, de la provincia de Cádiz.
Quiero deciros que no cabe tanto afecto en nada como el que las gentes de Cádiz me habéis dedicado siempre, desde que gané aquel premio periodístico a principios de los años 70. Por aquella fecha ya había mucho Cádiz en mis venas. De Cádiz era la sal que llegaba a mi pueblo de Lugo, no teníamos luz eléctrica ni coches pero llegaba la sal de Cádiz. De Jerez era el apellido González Byass, que luego supe que no era un apellido sino dos, que yo aprendí en las botellas y forma parte de mi infancia. Dije en mi carta de la radio que amo a González Byass por la cantidad de Tío Pepe que hay en mi sangre, digo hoy que amo esta tierra de Cádiz por la cantidad de tierra de Cádiz que hay en mí.
De la provincia de Cádiz eran nombres que me sonaban de siempre, a copla y a leyenda, Chiclana, Chipiona, Puerto de Santa María, Medina Sidonia, Puerto Real, Sanlúcar de Barrameda, Algeciras y Jerez de la Frontera.
Aprendí a amar al inagotable Cádiz de los versos de Alberti, llamando siempre Cádiz a todo lo dichoso, lo luminoso que me aconteciera. Qué dirán hoy los poetas Cádiz de mis nostalgias?. Hoy en extrañas cifras que hablan de índices de paro, como siempre superiores a los del resto del país, pero miran también a la tierra que tanto he cantado con mi acento tan distinto, y descubren la realidad que acaba de dibujar el Presidente de los Empresarios de Cádiz. Ese viejo impulso que creó tantas empresas aquí, los nuevos impulsos de los nuevos emprendedores, las ganas de salir adelante, que eso es lo que a mí me gustaría no empujar pero sí ser eco, que es lo que me corresponde.

20150522_193221Cádiz, Jerez, Jerez de Cádiz y Cádiz de Jerez, competidoras y complementarias, y ambas cinco letras, posiblemente las cinco letras más hermosas de la geografía española. Cinco letras que son capaces de guardar en Cádiz una catedral, una muralla, piedras como las de los torreones, el baluarte y el Castillo, y de guardar en Jerez todas las imágenes que habéis puesto acompañado a mi texto tan sentido.
Alma de Jerez que siempre he querido entender y se me resiste, gentes de Jerez que tanto agradecéis un afecto hoy me hacéis la gran honra. Lola Rueda y Sinlímites Comunicación, más los empresarios que os habéis adherido a su iniciativa, me enviáis al mundo de Embajador de esta tierra, no hay título más honroso. Me ponéis a la altura emblemática de D. Álvaro Domecq Romero y me da vértigo, como el chiste que cuenta el Papa del suicidio de los argentinos, me subís a mi ego para que me pueda tirar al vacío.
Me gustaría que hubiera un ceremonial de juramento para prometer mi lealtad a vuestro afecto, para deciros que soy un vínculo indeleble, para aseguraros que no sé si seré un buen Embajador pero creo que sí seré un buen pregonero, porque soy tan pobre que sólo con palabras os puedo corresponder. Este título lo llevo como una condecoración pero no haré como lo que decía Winston Churchill, que decía que las condecoraciones no se piden, no se rechazan y no se exhiben. Yo no la he pedido, desde luego no la rechazo, es evidente, y sí la voy a exponer y a exhibir en la pared más visible de mi casa, y cada mañana, cuando me levante, lo miraré como una reliquia y le diré una copla que me gusta mucho de Antonio García Barbeito, le diré “A la calle del orgullo, que le quiten ese nombre y que le pongan el tuyo”.
Muchas Gracias. Fernando Ónega.